Me preguntas: "¿por qué? "
Y casi nunca sé responder, mi cuerpo se sacude y mi mente se bloquea. De pronto, no encuentro como unir mis ideas.
Aquí dejo un recordatorio, para la próxima vez.
En el pasado, pensé que aquello de "ya te amaba antes de conocerte" era sólo un cliché, y entonces un nuevo capítulo se escribió...
Jamás olvidé una sola palabra de aquel capítulo que en un inicio parecía no tener continuación sólo, un día sin darme cuenta comencé a hojear sin leer.
Y de pronto, de la nada, el libro volvió a abrirse, insistió ser leído nuevamente; comencé a emocionarme de nuevo, a tener las mismas y nuevas sensaciones, entonces todo lo que ya sabemos tomó un nuevo sentido...
Hoy mi alma revolotea de gozo porque mi mente recordó de una nueva forma.
Te mandé llamar y sin hacerme esperar y sin chistar dijiste: "aquí estoy" no había sido consciente de mí gran poder creador, y creyendo que había moras, mientras maduraban las cerezas, te deje entrar, sin saber que te quedarías, mucho menos cuanto tiempo, ni que porción del pastel elegirías, inicialmente pensé que serías mi mejor amigo, algo así como un hermano, te amé, desde el primer instante, porque mi alma reconoció a la tuya y viceversa, eso fue obvio de inmediato, lo que incomodó a mi ego, pues siempre cree que todo lo sabe, y está vez se le durmió el gallo. Además le disgusta ¡cantidad! que los de a lado, le digan lo que tiene que hacer. Fué como si nos encontráramos luego de mucho tiempo lejos el uno del otro. Nuestras pláticas, parecían actualizaciones de datos.
Te veía, pero no era capaz de mirarte de verdad, intentaba ver en la dirección opuesta y me preguntaba ¿por qué no se veía nada? Sólo se oía interferencia.
Parecía que no tenías mayor problema con que te escuchara con atención y viera al otro lado, y entonces dijiste : "No me hace sentido que insistas ver un canal que no puedes sintonizar, me tienes a mí. Estamos conectados" Esa, fué mi pequeña señal, "mi amigo" parecía estar celoso, y una chispa en mí se encendió, la misma que reconectó todo el sistema, entonces, sólo me pareció que tu actitud y expresión te hacían lucir atractivo. Pero poco a poco todo tuvo lógica, y pensé: ¡Qué hermanito ni que nada! ¡Con razón mi parte sabia a se empeñaba en que viera, cada vez que hablabas de tí y de tu mundo, una escena específica cada vez, de mi versión de: conversaciones con Dios. Así que comencé a mirar a través de tí, hasta el fondo de ese mágico y magnífico ser. Tuve miedo, no imaginé que la magia se revelaría tan rápido, pensé que la circunstancia no era la ideal, no era sencillo que mi ego admitiera su derrota. Y entonces, dejé de centrarme en el exterior y decidí disfrutar de la fiesta que había en mi interior. Simplemente, todo ocurrió, como debía ser. Cada vez eramos más amigos, más inseparables, cómplices, más incondicionales, y así de a poco más expresivos e intensos. Entonces, tú pusiste pausa un segundo, y dijiste: "¿por qué?" Por primera vez, Y todavía sin comprender la magnitud de todo aquello te respondí preguntando ¿acaso es qué no quieres? A lo que respondiste: "Eso no está en discusión y ¡lo sabes! Estás viendo y no ves" (muchas risas) yo sabía la respuesta a ambas preguntas pero... No era el momento indicado, así que decidí decir sí, esa pequeña aventura que antes me había dado miedo vivir, por temor a verte como creía que no debía. Ni oportunidad te dí de preguntar. Sólo dije: Retomemos esa idea. Vayamos juntos y te responderé. En un inicio parecía que tardaría en llegar ese instante, y luego solo ocurrió. Las palabras fluyeron, y el sello de nuestro pacto no se hizo esperar. Reconozco, que fui un poco princesa al poner mis cartas sobre la mesa, pero estaba decidida a seguir adelante, sin mirar atrás. Conocí las otras fases de tí una a una, las palabras que intercambiábamos me hicieron sentir que cada pieza estaba encajando en el lugar indicado, y que éste era solo el inicio de, me atrevo a decirlo, el resto de la historia. Y así despacio pero a paso firme comenzamos a caminar en la misma dirección y aunque el trayecto ha sido confuso alguna vez, y quizá hemos encontrado baches. Siempre, ha sido un placer ese nuestro viaje., aún no sabemos cuanto durará, pero lo importante es que... Sólo tú y yo sabemos hacia dónde vamos.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario